-Jaime-
Todos podemos visualizar nuestro futuro. La realidad es lo
que percibimos con nuestros sentidos. No importa si algo es real o no,
si lo vemos y creemos en lo que vemos entonces será real. Materializar
algo que no existe y volverlo real, ese es el poder de la visualización.
Para
visualizar es importante el detalle, no alcanza con ver la escena en
general sino cada detalle en particular. Los sentidos son fundamentales,
poder percibir los olores, las texturas, los sabores… visualizar en
nuestra mente hasta que parezca real. Y cuando la realidad dista mucho
de nuestros deseos hay que concentrarse aún más.
El deseo es como una
película que se proyecta en nuestra mente. El deseo es muy poderoso y
sagaz, siempre encuentra la manera de materializarse. Nuestra realidad
de hoy está construida por nuestros pensamientos de ayer. Todo lo que
nos pasa, lo que somos, lo que tenemos, existe porque antes lo pensamos.
Hay
que aceptar nuestra responsabilidad en lo que nos pasa, porque nuestra
realidad es la materialización de lo que alguna vez deseamos. El deseo
es una fuerza misteriosa. El deseo es energía en movimiento.
El deseo
propio o ajeno nos obliga a tomar decisiones, a verlo o a ponerle un
velo. El deseo es un imán, atraemos lo que visualizamos, lo bueno y lo
malo. Porque nadie llega a un lugar si antes no lo deseó.
Visualizar,
imaginar, desear de corazón y compasión, eso va configurando nuestra
realidad, nos abre el camino, nos da esperanzas. El deseo es el testigo
de lo que nos falta, el deseo es la película de la vida que queremos
vivir, podamos visualizarla o no.
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